domingo, 27 de enero de 2013

Turismo


¿Como podemos promover el turismo en esta región?



Con estas manifestaciones culturales se puede promover el turismo en esta región, ya que en todo el año se celebran todas estas fiestas en el cual el turista y hasta los mismos habitantes podrán disfrutar y distraerse, además podrán disfrutar de sus playas y ríos, alojamientos, parques, restaurantes, de la comida típica, de la artesanía, de la música o folklore, esta también el Pico Naiquatá.
En este pueblo hay potencial turístico pero no es muy explotado, a pesar de que siempre siguen sus tradiciones, su cultura y celebran sus fiestas.Este pueblo cuenta con sus manifestaciones culturales donde los turistas o visitantes pueden disfrutar y apreciar, en sus manifestaciones están: en Enero celebran la bienvenida al año nuevo en el cual la mayoría de las personas que habitan en este lugar y turistas se reúnen en una de las plazas a esperar la parranda de La Sardina de Naiquatá; el 07 de Enero celebran la venida de los reyes magos; en Febrero celebran El Carnaval en el cual el día miércoles de ceniza celebran el Entierro de La Sardina, ya que es una fiesta popular en donde se combinan los disfraces, la música, el baile, las representaciones teatrales y la poesía; en el mes de Marzo honran a San José; en Abril disfrutan de sus playas por los feriados de Semana Santa; e Mayo celebran y le cantan a la Cruz de Mayo; en Junio celebran al Corpus Christy representada por el baile de los Diablo Danzantes de Naiquatá; las fiestas a San Antonio y la mas popular del pueblo que son Los Tambores a San Juan Bautista caracterizada por el repique de tambores y bailes típicos en el cual participan los habitantes del pueblo y los que no habitan en este pueblo; después en Julio y Agosto son las vacaciones de verano y van a fiestas y disfrutan en diversas partes del pueblo para continuar en Septiembre con la Virgen de Coromoto; en Octubre son las fiestas a San Francisco; en Noviembre celebran el día de los santos y los muertos; y en Diciembre celebran las fiestas tradicionales de la Navidad y se multiplican porque comienzan desde el 15 del mes de Diciembre y se alargan hasta la despedida del año viejo para luego comenzar de nuevo con el año nuevo.
El pueblo Naiquatá se encuentra en el Litoral Central, en un estrecho valle costero muy poblado; aunque es de reducido tamaño, posee una rica tradición cultural y folklórica.






En la costa central del estado Vargas se encuentra un pueblo rico en tradiciones. Naiguatá es considerada una de las parroquias con mayor cantidad de manifestaciones culturales en Venezuela. A pesar de la transculturización, el corazón cultural de la región no ha dejado de latir.

 Por Eileen Rada
 “Para mí ser naiguatareño es lo más grande del mundo. He conocido muchas culturas,  pero ¡qué va! ¡Me quedo con Naiguatá!”, dice alegremente el parrandero Juan Correa, mientras muestra cómo su piel se eriza al oír nombrar a su tierra natal. “Naiguatá tiene una esencia que no tiene ningún otro pueblo”.


La opinión de  Juan es compartida por muchos lugareños. La música, la cultura y el amor por  la región corren por las venas de muchos habitantes de este festivo pueblo del estado Vargas. Naiguatá huele playa, suena a parranda y sabe a tradición. Es pequeño, pero no hay que dejarse engañar por su tamaño,  porque en su interior guarda un gran acervo cultural. Allí se celebra desde enero hasta diciembre. Por eso es considerada como una de las parroquias con más tradiciones en el país.

Las festividades naiguatareñas son legendarias, pero no son inmunes a la transculturización y a la apatía de los tiempos modernos. Varias de sus tradiciones han sufrido cambios radicales. Sin embargo, los cultores de la parroquia siguen luchando para mantener la esencia de la región.

Naiguatá: 12 meses, un sinfín de tradiciones

“Naiguatá es un pueblito chiquitico y tiene muchas tradiciones . La gente venía mucho a las fiestas de Coromoto, Corpus Christi y San Juan para celebrar las festividades con mucha alegría”, dice Roberto Izaguirre, conocido por todos en Naiguatá como Robin, “el diablo mayor”.  

La mayoría de los cultores del pueblo lo dicen: en Naiguatá hay fiestas todo el año. Siempre hay un motivo para celebrar. Anualmente, el pueblo recibe miles de visitantes que vienen de distintos estados del país a disfrutar de sus festividades. A pesar de que las manifestaciones culturales han sufrido cambios y algunas han desaparecido,  los habitantes de la región siguen luchando para conservar su  atractivo cultural.

Desde el 1ero de enero, el pueblo sale a la calle a celebrar la llegada de un año nuevo junto a un grupo de parrandas. Seis días después, la fiesta continúa. Los lugareños celebran la llegada de los reyes magos. El cultor  Elio Yriarte cuenta que antiguamente 3 hombres vestidos con trajes alusivos al lejano oriente, coronas  y espesas barbas recorrían las calles del pueblo junto a un conjunto de aguinaldos y parrandas. En la actualidad, la música tradicional fue sustituida por los ritmos de la samba.


Entre  las manifestaciones culturales más famosas en la región se encuentra el entierro de la sardina. Cuando el carnaval llega a su fin, las calles de Naiguatá se convierten en un gran escenario teatral.  El miércoles de ceniza,  un grupo de hombres vestidos de viudas, acompañadas por un cura y un diablo, entierran a una pintoresca sardina de cartón, mientras lloran y bailan alrededor. El pueblo acompaña al entierro danzando al son de la parranda. Como indica el docente y cronista Ramón Longa,  la sardina representaba la prosperidad y  la abundancia en la pesca y la agricultura.


  El músico naiguatareño Ricardo Díaz, quien participa en esta celebración desde hace 52 años, cuenta que el entierro de la sardina evolucionó musicalmente. “Antes sólo lo acompañaba un tambor,  un cuatro y un furruco. Ahora hay pianos, redoblantes, campanas, trompetas y trombones.  Esa evolución se ha dado por necesidad. Por la cantidad de gente que asiste a la fiesta”.

Esta celebración de raíces europeas sigue siendo uno de los principales atractivos culturales del estado Vargas. Sin embargo, la cultora Moraima Garmendia considera que este ritual cultural está perdiendo su esencia. “Antes las personas que acompañaban al entierro jugaban con talco y harina. Ahora echan pintura y hasta ácido. A veces viene mucha gente de afuera a dañar la tradición”, asegura.


Pocos días después del festivo sepelio,  los habitantes conmemoran la llegada de la Semana Santa con la realización del tradicional viacrucis viviente y la quema de Judas. Al iniciar el mes de mayo, el pueblo se prepara para rendirle homenaje a la Santa Cruz entre décimas, cantos, bailes y flores. 

 
El cultor, decimista y parrandero Juan Correa explica que la tradición de la cruz de mayo tiene sus orígenes en los tiempos de la colonia, pero el rito se arraigó en la tradición costeña. “Antes, cuando llegaba mayo,  los campesinos pedían mucho para que lloviera y sus cosechas fueran productivas. La cruz era algo especial para ellos”.  Aquella práctica llegó para quedarse en la tradición de Naiguatá, donde aún se realizan los famosos velorios de cruz.








Junio,  el mes de la fiesta

A principios de junio, un numeroso grupo de diablos coloridos invaden las calles de Naiguatá. Se trata de la tradición de Corpus Christi, que según Elio Yriarte comenzó a tomar fuerza en el año 1941, cuando un grupo de hombres y mujeres fundaron la “Sociedad del Santísimo Sacramento de Naiguatá”, hoy presidida por Ramón Longa.

“Uno se viste de diablo para rendirse ante el Santísimo. Le hacemos una petición espiritual por alguna enfermedad o por nuestros familiares”, cuenta “el diablo mayor”, Roberto Izaguirre.

Como lo indica el docente y periodista Ignacio Laya en su libro “Naiguatá, un pueblo santo”,  un centenar de diablos bailan con vistosas máscaras y vestimentas como forma de agradecer al Santísimo Sacramento por los favores concedidos. 

La celebración de los diablos danzantes de Naiguatá aún se postula como una de las más importantes en la región, por su antigüedad  y la gran cantidad de turistas que viajan cada año para admirar aquel colorido ritual. Sin embargo, esta tradición ha experimentado cambios radicales a través del tiempo.

Los cultores indican que la forma tradicional de elaborar las máscaras ha cambiado y la  transculturización no se ha hecho esperar. “Han hecho máscaras muy estrambóticas, sin conocer su  simbolismo. Las ropas las están pintando con  muñecos de la televisión, hacen dibujos que no son acordes a los trajes. Son pequeños detalles que hay que corregir poco a poco”, dice con preocupación Norberto Iriarte, quien es en la actualidad el segundo diablo más antiguo en la asociación.

Iriarte ha seguido los pasos de su abuelo Ciriaco, conocido como “Canta bonito” y su padre Norberto Iriarte. Ambos son figuras representativas en la cultura naiguatareña. “Mi padre siempre decía que iba a haber ese tipo de cambios, pero llegaría un momento en que todo se estabilizaría y quedaría la esencia de los que de verdad quieren ser diablos danzantes”.
Cuando los diablos se marchan, los pobladores naiguatareños reponen sus energías para darle la bienvenida a los tambores de San Antonio, San Juan, San Pedro y San Pablo. “El tambor uno lo lleva en la sangre”, dice alegremente la docente Diamnem Arratia, quien le rinde homenaje a San Pedro cada año.

 La celebración de los tambores es una de las que ha sufrido más cambios a través del tiempo. “Ya no se dan los mismos cantos. Los  tambores no se hacen de madera pura sino con otros materiales, por lo que el sonido varía. También se generan más peleas, porque se han perdido los valores”, dice Arratia.

 La docente Nora Blanco comenta que antiguamente los tambores de San Juan se realizaban desde el mediodía hasta la medianoche, pero motivado a que empezaron a generarse peleas, les colocaron un horario de culminación hasta las seis de la tarde, para evitar contingencias. Sin embargo, el pueblo de Naiguatá aún recibe muchos turistas al llegar el mes de junio.


La parranda no termina

Son muchos los cultores que manifiestan su amor incondicional por su tierra natal y las ganas de seguir trabajando por Naiguatá. “Se han dado muchos cambios radicales, pero hemos luchado para que no lleguen tan rápidamente a la escuela. Si perdemos nuestra cultura, perdemos toda nuestra razón de existir”, reflexiona Yriarte.Juan Correa, considera que lo principal para mantener las fiestas tradicionales es que sus habitantes conozcan la cultura, se incorporen y valoren lo que se hace en casa.  “Tenemos que querer lo nuestro para después querer lo de afuera”.

“Naiguatá es un pueblo privilegiado. Su cultura es inmensa. Aquí tenemos fiesta desde enero hasta diciembre”, dice alegremente Juan Correa. 
Entre las manifestaciones culturales más famosas de la región también resaltan los festejos en honor a la Virgen de Coromoto, Virgen del Valle, San Francisco de Asís y luego de navidad se realiza la particular fiesta de los santos inocentes 

Al llegar el 28 de diciembre, las calles se convierten nuevamente en un gran teatro gracias a la conmemoración del día de los Santos Inocentes. Las protagonistas de este espectáculo son un conjunto de mujeres vestidas de hombres. Naiguatá se divide en dos grupos: el gobierno y la revolución.
 
La fiesta de los Santos Inocentes en esta región  tiene  un carácter  político y satírico.  Como expone Elio Yriarte en su libro “Naiguatá: Historia, tradiciones y costumbres”, el show iniciaba a la medianoche del día 27, en la que se designaba un nuevo gobierno de forma arbitraria en la recién constituida “República de Naiguatá”. Al mediodía del 28 de diciembre nacía una revolución que protestaba contra las medidas del gobierno. Ambos grupos recorrían las calles del pueblo acompañados por dos parrandas y luego se encontraban para terminar la jornada con un gran sancocho.

En la actualidad, la tradición ha sufrido muchas modificaciones. Debido a polarización  política reinante en el país, Garmendia indica que el estilo de la vestimenta usada ya no es el mismo. “El gobierno ha empezado a vestirse con ropa roja o de militares. Eso no nos gusta, porque siempre la revolución ha sido el pueblo. Mujeres vestidas con sus alpargatas, pantalones remangados y sombreros”.

Para mí ser naiguatareño es identidad cultural, es patrimonio, es mi idiosincrasia, mi forma de vivir y decir “estoy presente”. No hay ninguna manifestación cultural en la población de Naiguatá que a mí no me encante”, dice Norberto Iriarte.



¡Que siga la tradición!











3 comentarios:

  1. Buen día, muy bueno tu blog gracias por toda la información me gustaría saber un poco mas del pueblo y contactar al autor de este blog debido a que estoy realizando una investigación sobre naiguata y me encantaría tener tu apoyo. Espero tu pronta respuesta, agradecida de antemano

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  2. Buen día, muy bueno tu blog gracias por toda la información me gustaría saber un poco mas del pueblo y contactar al autor de este blog debido a que estoy realizando una investigación sobre naiguata y me encantaría tener tu apoyo. Espero tu pronta respuesta, agradecida de antemano

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    1. Hola, si te puedo ayudar en algo referente a Naiguatá y sus tradiciones, sus personajes, no dudes en preguntarme, estoy a la orden.

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